2025 ha nacido heredando el desastre

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

El nuevo año inició marcado por dos atentados en Estados Unidos que las fuerzas de seguridad ya están vinculando con el terrorismo: un atropello masivo en Nueva Orleans, en la transitada Bourbon Street, que dejó 15 muertos y casi un centenar de heridos; y, la explosión de un Tesla Cybertruck en las puertas del Trump International Hotel en Las Vegas y que dejó un fallecido y 7 personas heridas.

          Hasta el momento se sabe que ambos vehículos fueron alquilados, en su interior había gasolina y petardos; el conductor responsable de los hechos en Nuevo Orleans es el norteamericano, Shamsud Din Jabbar, un veterano del ejército que residía en Texas  y que al parecer se había radicalizado a favor del  Estado Islámico.

          El todavía presidente Joe Biden afirmó que  se trata de un acto terrorista inspirado en el Estado Islámico debido a los mensajes   y vídeos que el autor de los hechos publicó en sus redes sociales.

          El FBI no ve, por el  momento, vinculación entre ambos incidentes. Mientras en su red social, el empresario Elon Musk, escribió que la explosión del Tesla Cybertruck (también alquilado) tenía intenciones terroristas. El atacante se inmoló en la explosión y  ha sido identificado como Matthew Livelsberger, un  soldado  treintañero en activo también nacido en Estados Unidos.

          En las primeras horas de ambos ataques, Trump  declaró que la culpa era de los inmigrantes, las autoridades ya han señalado que ambos autores eran nacidos en Estados Unidos.

          Hay una enorme posibilidad de que la retórica del odio practicada por Trump traiga otra ola de terrorismo no solo en Estados Unidos, también en Europa y otros países. Tampoco son descartados los atentados contra figuras políticas claves como el propio Trump o Putin o Zelenski.

          No será un año tranquilo, cada uno tiene sus propias peculiaridades y persiste la sensación de que cada vez se atraviesan mayores dificultades sobre todo en lo que concierne a preservar la paz y los equilibrios estratégicos.

          El próximo  20 de enero,  la vuelta de Donald Trump a la escena internacional, una vez tome posesión como presidente de Estados Unidos, es el suceso que los analistas ya anticipan con más alcance en la aldea global.

A COLACIÓN

           El retorno al poder a la Casa Blanca y a la escena internacional de Trump sucederá acompañado por un grupo de oligarcas como Elon Musk, fundador de Tesla, de SpaceX y dueño de la red social  X.

          Musk será el encargado del  nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, lo codirigirá junto con otro milimillonario: Vivek Ganapathy Ramaswamy, el joven de 38 años de familia hindú, abiertamente liberal y apodado como el Trump millennial.  Ambos empresarios pretenden revolucionar la administración pública cortando los subsidios y cerrando casi un centenar de instituciones de atención ciudadana.

          Si bien a Trump se le conocen sus modos, esta vez retornará a la Casa Blanca, con la experiencia que ya tuvo sabiendo bien hasta dónde realmente puede llegar.  Ya conoce los entresijos del poder.

          La personalidad propia del magnate  trae una dosis de imprevisibilidad tanto a su quehacer político como a su toma de decisiones. El propio primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pretende que Trump lo apoye para librar una guerra contra Irán y derrocar al régimen de los ayatolá algo que al presidente electo no le desagrada.

          Y  en la medida que más se favorezca a Israel para hacer lo que quiera contra los palestinos y reorganizar los equilibrios regionales en Medio Oriente muy a su favor, la respuesta en contra vendrá en forma de terrorismo.

          No es Trump un buen negociador, no al menos en el terreno diplomático,  él desconoce todas las formas al respecto e ignora los acuerdos, los tratados y convenios internacionales. Vendrá a romper más los equilibrios globales de por sí ya muy debilitados. No, este año, no será de miel sobre hojuelas ha nacido heredando todo el desastre que ya se arrastra.

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