El cobrador del frac

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

Como un vil usurero, Donald Trump, investido bajo el máximo poder que le confiere ser presidente de Estados Unidos, pretende sobajar, someter y despedazar a Ucrania sometiéndola a los designios y explotación de Estados Unidos y de Rusia que se quedará con el 30% del territorio, más Crimea, que ya controla desde 2014.

          En su visión empresarial, para el magnate republicano, todo es cuestión de vender y ganar; bajo esos parámetros, le ha puesto precio tanto a la ayuda económica, como militar, concedida  a Zelenski a lo largo de tres años de invasión: 500 mil millones de dólares.

          Desde luego, Trump no dudó en enviar a Scott Bessent, secretario del Tesoro, con un borrador bajo el brazo que en principio la Casa Blanca afirmó solo pretendía, la cesión del 50% en concepto de propiedad, de los minerales de tierras raras que tiene Ucrania.

          Para su sorpresa, Bessent retornó a Washington, con el documento sin firmar lo que ha cabreado al pequeño dictador que gobierna desde el Despacho Oval. Y, que no hace otra cosa, más que construir su propio relato de la guerra para favorecer a Putin, difundiendo además una posverdad mediática en la que Zelenski es el dictador y el culpable de la invasión.

          Han sido días de mucha agitación en Europa y demasiada preocupación porque los europeos ven con temeridad cómo la sombra alargada de Putin crece sobre de ellos; el dictador solo ha debido  tener paciencia y aguardar a que los vientos políticos en Estados Unidos le sean favorables.

          Ya ni siquiera sus corifeos del Kremlin son los que atacan a Zelenski y a los líderes europeos, eso lo hace por sí solo el presidente de Estados Unidos en un juego perverso en el que Ucrania es el bocado que será repartido entre dos tiranosaurios.

          La situación es además hilarante porque estoy segura que Zelenski prefiere pasar a la Historia como un patriota valiente que como un cobarde que vendió a su país. Se ha salvado de siete intentos de asesinato en estos tres años, lo ha hecho gracias a los servicios de inteligencia norteamericanos y británicos. Sin la ayuda provista por Estados Unidos, en cuanto a inteligencia militar e información satelital, la vida de Zelenski y la de su familia corren peligro.

          En esta coyuntura para el alto el fuego y la búsqueda de una paz duradera, Ucrania está metida en una doble trampa que hipoteca su futuro: si firma la capitulación deberá indemnizar a Rusia por los daños y por todo el costo económico derivado de sostener la invasión.

          Trump también pretende lo mismo: cobrarse la ayuda que el anterior mandatario el demócrata, Joe Biden, les concedió a los ucranios para defenderse ante las tropas rusas y hasta norcoreanas.

A COLACIÓN

           Sin embargo, este cobrador del frac, pretende algo más que la potestad en las tierras raras ucranias porque quiere explotar otras infraestructuras sobre todo las relacionadas con los recursos energéticos ucranios.

           Es más, en un  borrador filtrado a The Daily Telegraph, se habla de formar un fondo de inversión conjunto que garantice que las partes hostiles al conflicto no se beneficien de la reconstrucción de Ucrania.

           El texto remarca que Estados Unidos recibiría el 50% de los ingresos recurrentes de Ucrania  por la extracción de recursos así como el 50% del valor financiero de todas las nuevas licencias concedidas a terceros; y, otorgaría a Estados Unidos,  el derecho de retención sobre dichos ingresos, esto es,  Washington tendría prioridad en el cobro incluso antes que Ucrania pueda usar esos fondos para su propio desarrollo.

           Y, por último, todas las futuras licencias de explotación de recursos quedarían bajo derecho de preferencia norteamericana lo que garantizaría acceso prioritario sobre cualquier comprador.

           El periódico británico abordó que Washington impondría a Ucrania condiciones similares a las que se  aplican a los estados derrotados en la guerra; son incluso, más severas que las sanciones financieras impuestas a Alemania y a Japón, tras su capitulación en 1945.

           ¿Por qué tiene Trump, tanto interés en terminar con el conflicto bélico? Solo le mueve la ambición y el interés supremacista. No quiere enviar tropas a Ucrania pero sí a sus multinacionales tras negociar con Putin la partición de Ucrania.

           Bajo el relato de la posverdad construida por Trump, el propio Marco Rubio, en su reunión con Lavrov en Riad, preparando el inminente encuentro entre Trump y Putin, propuso  que Rusia quede eximida de cualquier responsabilidad financiera por la destrucción causada en Ucrania.

           Trump no solo quiere colonizar Gaza con las multinacionales norteamericanas construyendo resorts de lujo en lo que ha llamado “Riviera de Gaza” también pretende que sus multinacionales, tras un acuerdo signado con Zelenski con todas las condiciones económicas arriba descritas, sean las encargadas de la reconstrucción.  Quiere el futuro de los ucranios hipotecado y en las manos de los oligarcas norteamericanos… la guerra es el negocio más vil pero el más rentable que existe y Trump lo sabe bien. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *