En el Estado de México, el moldeado de fibras vegetales se ha convertido en una práctica destacada, aprovechando diversas plantas endémicas para la creación de artesanías. María Soledad Palacios Torres, artesana de Chimalhuacán, trabaja con gran maestría el popotillo, una fibra seca de zacate cambray, utilizada para elaborar escobetillas, escobas y una variedad de productos.
Con una creatividad inspirada en conocimientos ancestrales, María Soledad fabrica cuadros, cajas, espejos, libretas, separadores, imanes y otros objetos especializados. Su destreza y precisión en los detalles se reflejan especialmente en los retratos, que representan un desafío emocionante para ella.
El proceso de elaboración comienza con la compra del popotillo y la cera de Campeche, seguido del teñido con anilinas para obtener una amplia gama de colores. Luego, con la ayuda de la cera, la artesana da forma a la obra, utilizando técnicas como el “petatillo” y el “enregado”. El proceso puede llevar hasta tres meses para piezas detalladas.
El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM) registra a más de 6 mil 802 artesanas y artesanos en la región, destacando municipios como Tenancingo, El Oro, Zumpahuacán, Donato Guerra, Valle de Bravo, Tlalmanalco, Toluca, Lerma, Temoaya, Tonatico, Chimalhuacán, entre otros.
El IIFAEM invita a adquirir estas increíbles piezas a través de sus tiendas Casart, apoyando así el trabajo artesanal local y preservando las tradiciones del Estado de México.