Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
La disputa por el control del Ártico, del petróleo que se estima podría explotarse; de las futuras rutas marítimas y del papel que podría jugar en materia militar lleva tiempo sobre de la mesa de la OTAN.
La Alianza Trasatlántica para estos propósitos se ha visto muy reforzada con sus dos nuevos aliados que tendrán un rol crucial: Finlandia y Suecia, rompieron su tradicional neutralidad tras la invasión de las tropas rusas a Ucrania, el 24 de febrero de 2022.
Putin no quería de vecina a la OTAN husmeando en el traspatio y ahora la tiene: el 4 de abril del año pasado, Finlandia entró formalmente a la Alianza Trasatlántica y, desde el 11 de marzo, la bandera sueca ondea ya en el cuartel general de los aliados, en Bruselas.
Con el ingreso de Suecia son ya treintaidós países los miembros de la OTAN. Ambos países, con su adhesión, han cambiado la geopolítica del Ártico y del Báltico; y reconfiguran un nuevo mapa de seguridad y defensa ante las ambiciones del Kremlin.
Al romperse la neutralidad finlandesa y sueca está propiciándose una realineación histórica de fuerzas que dotan a los países nórdicos de una nueva frontera de seguridad bajo un cónclave que ofrece el paraguas de la defensa colectiva como garantía absoluta.
Hoy es Ucrania, pasado mañana el Báltico y el Ártico. Y Finlandia, Suecia y Noruega tienen mucho que ver y Rusia no esconde sus ambiciones por militarizar el Ártico convertido en la nueva atalaya del siglo XXI.
La disputa por el control del Ártico, del petróleo que se estima podría explotarse; de las futuras rutas marítimas; del papel que podría jugar en materia militar. Para la OTAN, sus nuevos aliados tendrán un rol crucial.
Por esa razón son importantísimas las maniobras conjuntas de Finlandia, Noruega y Suecia creando una defensa aérea unificada. Su intención es formar y fortalecer un comando nórdico para vigilar el espacio aéreo que comparten e incluso realizar ejercicios militares conjuntos; entre los tres suman 237 aviones de combate. Al final, Putin lo ha hecho posible; el miedo lo ha hecho posible.
A COLACIÓN
Desde la perspectiva de Janne Kuusela, con solo mirar el mapa, es evidente por qué la región ártica es tan importante: “Aunque Finlandia no es un país ártico litoral, una parte considerable del territorio finlandés se ubica por encima del Círculo Polar Ártico. Finlandia se encuentra en las regiones del Ártico y el mar Báltico, que son percibidas cada vez más por los planificadores de defensa como un único teatro operativo del norte de Europa”.
En la opinión de la directora de política de defensa, del Ministerio de Defensa de Finlandia, el amplio interés geopolítico hacia la región ártica no es un fenómeno nuevo por su importancia estratégica militar que en este siglo proyecta además como una ruta clave de navegación.
“El Ártico no está aislado de dinámicas y desafíos de seguridad global más amplios, ya sea la gran competencia de poder o los impactos del cambio climático. Rusia es un actor clave en el Ártico, sobre todo militarmente, dado que controla una parte significativa de la línea costera del Ártico y tiene fuertes intereses económicos y de seguridad en la región. Y, luego China, se ha declarado como un estado cercano al Ártico e incluyó las líneas marítimas del Ártico en su iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda”, de acuerdo con la experta militar.
¿Qué está haciendo Finlandia al respecto? El gobierno finlandés está elaborando una nueva estrategia en el renglón de la política ártica que establecerá una serie de objetivos a largo plazo.
Sin duda, es un gran éxito para los aliados está ampliación. La seguridad colectiva y la defensa colectiva son dos factores imprescindibles ante las tensiones en el siglo XXI.