Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
Sabíamos que no sería un año ni fácil, ni tranquilo, la vuelta de Trump a la escena global ejerciendo el poder desde la Casa Blanca se preveía que fuese uno de los principales disruptores; y, el pronóstico, no ha fallado. Ya solo falta que se muera el Papa Francisco para que el cúmulo de malas noticias aumente vertiginosamente.
No solo está sacudiéndose la geopolítica, también acontece con la geoeconomía. Y tampoco hay sorpresas porque el presidente Trump está utilizando los aranceles como arma arrojadiza para presionar, amargar y coercionar a terceros países.
Las perspectivas sobre el PIB mundial, para 2025, serán modificadas en la medida que Trump cumpla con sus imposiciones arancelarias. Hasta el momento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene una estimación en 2025 de un crecimiento de 3.2% para el mundo que es la misma cifra esperada sobre el PIB de 2024. Cabe señalar que tenderá a la baja en la medida que el comercio internacional enfrente una serie de dificultades.
El propio organismo internacional advierte sobre los enormes riesgos geopolíticos que ponen en riesgo la estabilidad y el devenir de los próximos meses.
Trump prometió en campaña que su primera intervención internacional estará relacionada con un alto el fuego entre Ucrania y Rusia, en una mesa de negociación. Recién se cumplieron tres años de la maldita invasión y no hay indicios ni de un alto el fuego, ni mucho menos, de un plan de paz duradero.
Lo que tenemos es una bruma de incertidumbre sobre lo que verdaderamente pueda suceder con el futuro de Ucrania, que por mucho es el futuro estratégico de Europa.
Todo eso se traduce en riesgos y en desconfianza sobre un entorno internacional; y, en este juego de fuerzas, habrá que estar muy atentos en el desempeño económico tanto de Estados Unidos como de China. Los dos antagonistas que más influyen en la geoeconomía.
La previsión de crecimiento del FMI, para Estados Unidos, se elevó al 2.8% en 2024 y, para 2025, tiene una estimación de 2.2 por ciento. Para China, los pronósticos del FMI son menos positivos: la previsión del FMI, para el PIB chino de 2024, se rebajó al 4.8% y, para 2025, se prevé en 4.5 por ciento.
El organismo internacional avisa que un recrudecimiento en los aranceles para dificultar el comercio chino en sus exportaciones hacia Estados Unidos tendrá como consecuencia una rebaja en las perspectivas sobre el crecimiento económico chino.
A COLACIÓN
Alemania es la economía europea peor parada. Las recientes elecciones generales que dan la victoria al candidato demócrata cristiano (CDU) Friedrich Merz abren la esperanza de hacer una coalición bipartidista con los socialdemocratas.
El Fondo Monetario Internacional ubicó a Alemania como la economía con peor desempeño en Europa con un crecimiento de 0% en 2024 y de 0.8% para 2025.
La economía alemana es víctima del colapso de la cadena de suministros, de haber perdido a Rusia como principal suministrador de gas barato necesario para su industria; además, su otrora poderosa industria automotriz, vive una catarsis atrapada por la elevada competitividad en precios y costos de la industria automotriz eléctrica china.
La crisis de Volkswagen es el epítome de la crisis en la que está sumida la economía alemana: el año pasado, el fabricante automotriz dio a conocer, a través de su jefa de Comité de Empresa, Daniela Cavallo, que planea cerrar al menos tres plantas en Alemania.
No ayudará a la recuperación ni de Alemania, ni al derrotero económico europeo, la guerra arancelaria que tal parece está solo iniciando porque quedan muchos meses por venir y hay demasiadas amenazas al respecto por parte de Trump. Desde luego, el FMI y el BM, están llamados a ajustar a la baja el PIB mundial en su próxima reunión de primavera.
