Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
TenĆa 14 aƱos cuando su padre, Robert Kennedy, fue asesinado tras dar un discurso en el Hotel Ambassador, en Los Ćngeles, en un momento en que todo perfilaba a que obtendrĆa la candidatura demócrata para la Presidencia. Cinco aƱos antes, su tĆo John F. Kennedy, habĆa sido asesinado cuando era presidente mientras hacĆa una gira por Dallas, en aquel fatĆdico, 22 de noviembre de 1963.
Ahora. Robert Francis Kennedy jr. se suma a la campaña no de la demócrata Kamala Harris, sino a la del republicano Donald Trump. Ha sido la úlitma incorporación anunciada por Trump, junto con Tulsi Gabbard, excongresista demócrata.
Ambas incorporaciones al equipo de campaña del magnate tienen el objetivo de servir de enlace en el llamado equipo de transición en caso de que el republicano logre la victoria y esta vez, sà retorne a la Casa Blanca.
Parece que Trump pretende utilizar al hijo y sobrino de dos prominentes democrƔtas y a una excongresista del mismo partido como dardos envenenados contra Kamala y su plataforma.
Desde luego que a la actual vicepresidenta no le hace ni cosquillas: su posicionamiento es meteórico, ha pasado de la zona gris en la que se mantuvo a lo largo de casi cuatro aƱos al frente de la Vicepresidencia, a ponerse el traje de Wonder Woman. Y, para como va la tendencia de las encuestas, Harris podrĆa terminar septiembre sacĆ”ndole a Trump entre cuatro a cinco puntos de ventaja.
La campaña de Harris estÔ basada en hacer sentir que son norteamericanos que importan todos los grupos minoritarios pero cuyo voto vale su peso en oro; y, mÔs ante esta contienda tan cerrada, en la que Trump volverÔ a utilizar la baza de que le han robado la elección. Que nadie se crea que si él pierde, esta vez, Trump se irÔ a jugar golf.
La realidad es que hay grandes diferencias entre ambos candidatos en lo económico, en lo social y en su posición hacia el Estado. A Harris no la quiere Wall Street⦠a Trump sĆ porque representa el libre mercado y tiene intenciones de privatizar las cĆ”rceles y de permitir que haya ganancias a como dĆ© lugar. En lo social, Trump no va a dar un penique ni por afroamericanos, ni por la comunidad LGTBIQ, ni por inmigrantes legales o ilegales; ni por el aborto, ni por el derecho a la educación o a la sanidad a favor de las minorĆas. En cambio, Kamala estĆ” basando su programa en atender precisamente a todos estos grupos. Y, en cuanto a la posición del Estado, Trump quiere menos Estado y menos gobierno con menos funcionarios; un Estado mĆ”s delgado que Ć©l cree serĆ” mĆ”s eficiente. Kamala, quiere justamente todo lo contrario y su apuesta es por seguir dando mĆ”s subsidios e incluso ampliar su radio de acción. Ella es todavĆa mĆ”s progresista, con un giro mucho mĆ”s a la izquierda, que el presidente Biden⦠no son pocos los programas de debate en Estados Unidos que la seƱalan de comunista.
A COLACIĆN
La inclusión de Robert Kennedy jr. que intentaba como candidato independiente ser votado en las elecciones del próximo noviembre, en el equipo de campaƱa de Trump, ha caĆdo fatal no a Kamala sino al clan de los Kennedy.
Robert tiene otros diez hermanos mĆ”s y a sus 70 aƱos de edad no tiene precisamente una buena relación con la mayorĆa. De hecho, ha tenido radicales posicionamientos antivacunas, ideas y teorĆas conspiranoicas y aunque tambiĆ©n estudió abogacĆa, como su padre, ha estado muy por debajo de su legado. QuizĆ” por ello su arrojadiza idea de buscar votos como candidato independiente para la Casa Blanca, aunque sus probabilidades sean nulas.
Que Trump lo incorpore con el rol de desempeñar un papel en la transición de equipos, en caso de que gane, le da a Kennedy jr. cierto aire de esperanza de obtener algún puesto clave y destacado dentro del gabinete de Trump. Es una oportunidad que no piensa desaprovechar por mucho que lo critiquen o le dejen de hablar sus hermanos o mÔs de la mitad de la familia.
Precisamente, la mĆ”s crĆtica con su propio hermano, es Kerry Kennedy, tambiĆ©n abogada y que ha destacado por ser una incansable activista defensora de los derechos humanos de los mĆ”s desprotegidos, tanto dentro, como fuera de su paĆs. Kerry que cumplirĆ”, el próximo 8 de septiembre, 65 aƱos de edad es la actual presidenta de la Fundación Robert Kennedy for Human Rights.
Tras darse a conocer la incorporación de su hermano a la campaƱa trumpista, Kerry concedió una entrevista a CNN en la que dejó muy claro que su padre, el exfiscal general Robert F. Kennedy, jamĆ”s aprobarĆa el respaldo de alguno de sus hijos a Donald Trump.
“Bobby lleva el nombre de mi padre, y a lo largo de su campaƱa, se basó en las imĆ”genes de papĆ” y del tĆo Jack para promover su campaƱa, como candidato independiente. AsĆ que tiene el deber adicional de proteger sus valores y su visión, y si estuviera vivo hoy, ese verdadero Robert Kennedy habrĆa detestado casi todo lo que representa Donald Trump. Sus mentiras, egoĆsmo, racismo, odio, simpatĆas fascistas, desinformación deliberada sobre las vacunas, y todas las condenas por delitos gravesā, declaró Kerry.
Trump estĆ” en las antĆpodas de los valores que tradicionalmente han defendido John y Robert y que han secundado la mayorĆa de la dinastĆa Kennedy. Pero esto es como en todo: en las mejores familias tambiĆ©n se cuecen habas.
Un punto importante a destacar: esta es la tercera vez que vemos a Trump en campaƱa y, en cada edición, aflora mĆ”s su verdadero yo y el pensamiento que carcome sus entraƱas: Ć©l es de naturaleza dĆ©spota. ĀæCuĆ”ndo siquiera consultó o respetó a la oficina del vocero presidencial en la Casa Blanca? Nunca, se los pasó por el arco del triunfo. Se hacĆa lo que Ć©l decĆa y cómo Ć©l querĆa.
En esta campaƱa al final ha salido en todo su esplendor el macho zafio, grotesco y putero que es Trump⦠un carcamĆ”n misógino. No puedo entender cómo hay mujeres republicanas que no hagan callar la boca de este seƱor y permitan que ataque verbalmente y de esta manera a una polĆtica que estĆ” en una categorĆa muy por encima del pensamiento retrógrada y machista del expresidente. No entiendo cómo Robert Kennedy jr. puede avalar este comportamiento.