Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
Dos días después de las elecciones francesas, Marine Le Pen, de Agrupación Nacional, unió fuerzas con el bando del primer ministro húngaro, Viktor Orbán a fin de lograr un poderoso bloque de extrema derecha en el Parlamento de la Unión Europea (UE): Patriotas por Europa que además estará liderado por Jordan Bardella, el joven de 28 años que ella quería como nuevo primer ministro en Francia.
El grupo de Patriotas por Europa será el tercer grupo político más grande en el PE con 84 diputados que provienen de doce países y con Agrupación Nacional como su líder con treinta eurodiputados.
Le Pen consuma así su acercamiento con Viktor Orbán, el duro primer ministro húngaro es un político ultraconservador que gobierna desde el 29 de mayo de 2010 y que, de alguna manera, se ha convertido en la mayor molestia para el Consejo Europeo y la Comisión Europea.
Esta alianza entre Le Pen y Orbán une los intereses de dos grupos políticos en alza en sus respectivos países y, ambos, confluyen hacia los mismos intereses además de ser dos líderes que destacan en la UE por su cercanía con el dictador ruso, Vladimir Putin, y oponerse a cualquier tipo de ayuda a Ucrania.
En una conferencia de prensa, altos funcionarios del nuevo grupo Patriotas por Europa expusieron una visión de un partido que se opone a que el poder se centralice en Bruselas, sede de las principales instituciones de la UE o que tenga que sufrir los dictados de la Comisión Europea.
¿Qué busca este nuevo grupo? Patriotas por Europa pretende influir en un nuevo reequilibrio de fuerzas en la UE. La estrategia de Le Pen es envolvente: no solo quiere que la ultraderecha gobierne en Francia también que la ultraderecha termine siendo una fuerza política decisiva en el futuro de la UE.
Y para Orbán es una forma de recuperar cierta influencia en el PE, tras varios períodos de gobierno en Hungría, su partido ha pasado primero de unirse al Partido Popular Europeo (PPE) a no pertenecer a ningún grupo parlamentario de la UE hasta que fundó Patriotas por Europa. Lo hace además cuando muestra su cara más radicalizada ante la inmigración y ante la invasión de Rusia a Ucrania siendo el líder más pro-Putin.
A COLACIÓN
A Europa se le ha conjugado la tormenta política perfecta: la ultraderecha en auge, a su vez Francia y Alemania, dos naciones líderes de la UE, están bajo el acecho de los grupos de extremas y con problemas económicos. En 2023, el PIB galo creció 0,9% con una inflación de 4,9% y Alemania, su PIB cayó 0,3% con una inflación del 5,9 por ciento.
Además, es un año electoral relevante para la renovación del Parlamento Europeo, del Consejo Europeo y de la Comisión Europea. Precisamente, el socialista António Costa, exprimer ministro de Portugal, ha relevado a Charles Michel al frente del Consejo Europeo y Ursula Von der Leyen hace todos los esfuerzos negociando para quedarse por otro período más al frente de la Comisión Europea y eso se sabrá durante las votaciones que deberán llevarse a cabo en el PE en este mes.
Recientemente, Von der Leyen que pertenece al grupo del Partido Popular Europeo, negoció con Meloni que Italia (durante los próximos cinco años) presida la cartera de Competencia en la Comisión Europea y una de las tres vicepresidencias ejecutivas. De esta forma se logra que el grupo de Meloni en el PE no vote en contra de la candidatura de Von der Leyen.
Orbán por su parte ya adelantó que se opondrá. Este período además coincide con que Hungría preside el Consejo Europeo de forma rotatoria desde el primero de julio, hasta el 31 de diciembre, de este año.
Recién inició la presidencia húngara, Orbán ya realizó tres viajes estratégicos en una semana: visitó al mandatario ucranio, Volodímir Zelenski, a quien le ha pedido un alto el fuego; luego viajó al Kremlin para reunirse con su amigo y aliado, el dictador ruso, Vladimir Putin para hablar de la guerra y el impacto económico; y, por último, sostuvo un encuentro con su homólogo chino, Xi Jinping con quien abordó el tema de los aranceles a los autos eléctricos.
Gran parte de las fricciones entre Hungría y el resto del bloque europeo se deben a la proximidad de Orbán con el dictador ruso, Vladimir Putin, que el primer ministro húngaro no ha hecho ningún esfuerzo por ocultar.
No es de extrañar, por tanto, que Hungría haya estado arrastrando los pies a cada paso a la hora de negociar las distintas rondas de sanciones que la UE ha aplicado contra Rusia desde que el Kremlin lanzó su invasión a gran escala de Ucrania, el 24 de febrero de 2022.
Si el último paquete de sanciones de la UE contra Rusia, adoptado en diciembre, no incluye restricciones a la energía nuclear, eso se debe principalmente a la oposición de Budapest a tal medida.