Medio Oriente no volverá a ser igual

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

Aquí en Europa, la pregunta que los analistas ponen sobre de la mesa es, ¿por qué razón Hamás eligió este momento en el tiempo para llevar a cabo los peores atentados terroristas desde que Israel se formó como Estado el 14 de mayo de 1948?

          Acaso no esperaba Hamás una respuesta vengativa y aniquiladora por parte del gobierno de Israel ante tales aberraciones contra la población civil… la pregunta es quién está detrás de esta operación terrorista que puso a Medio Oriente y al mundo patas arriba  la madrugada del 7 de octubre de 2023 que ya está grabada con letras de sangre en la Historia.

          Medio Oriente no volverá a ser igual tras los acontecimientos en Gaza, pero tampoco habrá una paz duradera para Israel ni en este siglo, ni en ningún otro: la ocupación del territorio de Palestina avalada por Reino Unido, Estados Unidos y luego por la ONU, desde 1947, hasta que se declaró la creación del Estado judío un año después descansa sobre del basamento de la ignominia, la usurpación y la ocupación. Israel será por siempre un territorio maldito como  ha sido ya en el pasado:  un sitio de disputa constantemente teñido de rojo.

         ¿Quién sale beneficiado de la actual debacle? Desde luego no Hamás, no los palestinos de Gaza, arrastrados a un suicidio colectivo: lo  han perdido todo no solo lo material, también a sus seres queridos y la esperanza. Ya van más de 50 mil muertos; desde hace un año, viven todavía de forma más miserable, subsistiendo y con el estrés de estar metidos en una ratonera sin posibilidad de escapar y bombardeados día y noche por Israel.

A COLACIÓN

          Con los Acuerdos de Abraham, Israel empezó una campaña de restablecimiento de relaciones para mejorar su vecindad: así estableció relaciones diplomáticas con Emiratos Árabes, Baréin, Sudán y Marruecos. También con Turquía, en agosto de 2022, aunque ya el  presidente turco, Recep Tayipp Erdogan,  ha condenado reiteradamente la masacre de civiles cometida por los soldados israelitas.

          Israel, con la mediación de Estados Unidos, venía  negociando la puesta en marcha  de las relaciones diplomáticas, económicas y comerciales con Arabia Saudita. Las pláticas estaban muy avanzadas, cabe mencionar que tanto Israel, como Arabia Saudita e Irán, se disputan el control de Medio Oriente.

          Todo lo acontecido beneficia a Irán (de mayoría chiíta) enemigo tradicional  de Israel, que a pesar de renovar sus relaciones con Arabia Saudita (de mayoría suní), tras la mediación de China, no veía con buenos ojos una alianza Arabia Saudita e Israel.

          Pero sobre todo, los hechos al que más benefician es a un debilitado Benjamín Netanyahu: seis veces ha gobernado Israel, su gobierno se tambaleaba  en medio de sendas críticas por sus escándalos de corrupción y una polémica reforma judicial auspiciada por él.

          Tras los atentados Netanyahu logró formar un gobierno de coalición, de ala dura, con muchos de los opositores más férreos que lo apoyan en un gabinete de guerra ultranacionalista; obtuvo además el soporte de buena parte de las potencias occidentales y tomó  Gaza en un momento clave para un Netanyahu que siempre ha favorecido la extensión de la ocupación israelí y la extensión de las colonias de judíos en áreas que deberían ser para los palestinos.

           Que se abra un nuevo frente de guerra no es de ninguna manera una buena noticia para el mundo que ya vive en vilo el proceso de invasión de las tropas rusas a Ucrania y que concita el temor de los europeos de terminar siendo invadidos por Putin. Otro frente, en Medio Oriente, es la peor noticia para la paz porque cada vez hay más actores involucrados… ahora es Líbano e Irán. Netanyahu envalentonado como está debería meditar muchas veces el contraataque que dirigirá contra el régimen de los ayatolá. Cuidado porque Rusia  es aliado de Irán.

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