Dentro de este y algunos otros espacios, hemos señalado continuamente lo importante que resulta contar con datos estadísticos para conocer la realidad de nuestro entorno y con ello, ofrecer soluciones a las problemáticas que enfrentamos.
En este sentido, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), es una de las organizaciones que más datos, cifras y estudios confiables ofrece sobre las condiciones de desarrollo que tienen las y los mexicanos, así como de las políticas que las autoridades gubernamentales implementan durante su administración para mejorar la calidad de vida de su población.
Y a través del Índice de Competitividad Estatal (ICE), el IMCO desde hace 18 años, realiza una evaluación de las fortalezas y debilidades de las 32 entidades de México, esto con el objetivo de promover políticas públicas que impulsen la atracción, generación y retención de talento e inversión.
Para la edición 2024 del ICE, se conformaron 50 indicadores agrupados en 6 subíndices, con los que se clasifican los estados por su nivel de competitividad. Y, dentro de los principales resultados que arrojó el Índice de Competitividad Estatal 2024, fue que la Ciudad de México se posicionó en primer lugar, mientras que Oaxaca se colocó en la última posición, con una competitividad muy baja; asimismo, durante 2024, 14 entidades mejoraron su posición, 10 retrocedieron y 8 se mantuvieron igual (esto respecto al mismo índice de 2023).
Uno de los resultados más significativos encontrados, fue que los datos encontrados en las 32 entidades reflejan que el efecto de la pandemia de Covid-19 se ha disipado y evidencian retos para el diseño de políticas públicas. Y ante los efectos climáticos que actualmente padecemos, cabe señalar que dentro del ICE son evidentes las secuelas en el subíndice de Sociedad y Medio ambiente, donde el promedio de las 32 entidades empeoró en 5 de sus 9 indicadores: caudal tratado de aguas residuales, morbilidad por enfermedades respiratorias, cobertura educativa, mortalidad infantil y personal médico y de enfermería.
En lo que respecta al Estado de México, nuestra entidad se mantiene en la posición 21 a nivel nacional, lo que representa un nivel de competitividad general media baja. Por lo que el IMCO propone una serie de medidas para favorecer la competitividad dentro de las entidades, partiendo de la premisa de que toda política pública debe ser de carácter local.
Algunas de las principales acciones a implementar es el diseño de estrategias locales de atracción de inversión enfocadas al nearshoring, a partir de la creación de agencias estatales, crear estrategias de digitalización para impulsar el acceso a servicios de telecomunicación e internet, fomentar la vinculación entre las industrias e instituciones de educación media superior y superior a fin de promover habilidades relacionadas con STEM (tendencia mundial que promueve la enseñanza de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés.
A través de estas acciones y algunas complementarias, las 32 entidades serán capaces de contar con un entorno más favorable para la atracción, generación y retención de talento e inversión dentro de sus demarcaciones; sólo así se podrán garantizar un desarrollo pleno de las familias mexicanas dentro de un entorno saludable en todo sentido. Lo que no se puede medir no se puede mejorar.