La economía de EUA se frenó menos de lo esperado en el cuarto trimestre de 2023. No solo eso, en todo el 2023, el crecimiento del PIB fue de 2.5%, por arriba del 1.9% de 2022, esto es, contra todos los pronósticos la economía se aceleró el año pasado.
¿Merece la Reserva Federal algún crédito por este logro? Sí y probablemente mucho.
Hasta el momento la autoridad monetaria ha logrado el balance correcto para controlar la inflación sin generar daños en la economía. No es una tarea fácil. Históricamente nunca se ha logrado. En episodios pasados de alzas rápidas de tasas de interés para controlar inflación, siempre se traducían en recesión.
Ahora bien, el hecho de que no haya habido recesión no implica que el riesgo de una haya desaparecido por completo. No hay que confiarse demasiado del fuerte crecimiento del PIB registrado recientemente, ya que la economía puede cambiar rápidamente y las recesiones anteriores solían seguir a una expansión robusta.
En este sentido, el destino económico de 2024 dependerá de si el proceso de desinflación iniciado el año pasado puede continuar rápidamente y permitir a los bancos centrales, en específico la Fed, reducir parte de su restricción monetaria a través de recortes a la tasa de interés.
La inflación en EUA ha pasado de moverse en zonas cercanas de doble dígito, impropias de una economía desarrollada, a quedar en 3.4%, todavía 14 décimas del objetivo del 2%. Desde noviembre, Jerome Powell y la Fed se han esforzado en desterrar las expectativas de bajadas de tasas de interés que se asentaron, a juicio del banco, demasiado pronto.
La mayor parte del trabajo en la lucha contra la inflación parece ya estar hecho. Sin embargo, en términos económicos, este tramo es el más difícil para lograr bajarla a la meta de la autoridad y por tanto no se descarta la necesidad de un sacrificio extra en términos de crecimiento y empleo.
Esta semana la Fed sostiene su encuentro de política monetaria. El mercado está descontando una desaceleración de la economía y un movimiento sostenido de la inflación hacia el objetivo, es decir, un aterrizaje suave sin mayores presiones inflacionarias.
No obstante, este escenario no está exento de riesgos, sobre todo por el tema complicado de la geopolítica con varios frentes abiertos que podrían en determinado momento generar nuevas presiones en precios.
Así, el banco central estadounidense aprovecharía la reunión de esta semana para comenzar a dar la pauta sobre sus siguientes movimientos respecto a la tasa de interés. Sus mensajes muy probablemente seguirán siendo cautos, reiterando que futuras decisiones dependerán de la evolución económica.
En general, gran parte de que a la economía estadounidense le siga yendo bien, dependerá del grado de subida de tasas de interés por parte de la Fed.