Siria: estratégicamente vital

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

Ya nadie sostuvo al sátrapa ni Irán, ni Putin, con su apoyo económico y militar proporcionado. Esta vez,  un nuevo alzamiento de grupos opositores rebeldes  encontró el eco para su ofensiva que inició el pasado 27 de noviembre en Idlib, al noroeste de Siria. El líder de la insurgencia, Hayat Tahrir al-Sham, prometió que llegaría a Damasco y mataría a la familia al-Assad.

          De Idlib, se movieron hacia el sur, para capturar Deraa, justo la ciudad en la que surgió  en 2011 el levantamiento contra la dictadura reinante; una que pasó de padre a hijo:  tras la muerte del dictador, Hafez al-Assad en junio de 2000, Bashar  asumió la presidencia en julio de dicho año.

          En su avanzada, los grupos rebeldes fueron sumando apoyo tanto por el norte, como por el sur, hasta llegar a Damasco en la madrugada del domingo ocho de diciembre. Demoraron doce días en arribar a la capital y no encontraron casi resistencia.

          Al-assad y su familia huyeron en su avión privado hacia Moscú invitados por el dictador ruso, Vladimir Putin, tras ofrecerles asilo. Putin durante más de una década proporcionó ayuda económica, logística  y militar para evitar la caída del régimen temeroso de perder un enclave estratégico muy relevante.

          ¿Por qué Siria tiene una posición geopolítica y geoeconómica envidiada?

El analista Siyed Raiyan Amir, explica en Euroasia Review, que el país  está situado en la intersección de Asia, Europa y África; y, eso, lo convierte en un centro vital para el comercio, la estrategia militar y el intercambio cultural.

          “La frontera occidental de Siria toca el mar Mediterráneo, proporcionando acceso a rutas marítimas vitales. La ciudad portuaria de Latakia, uno de los principales activos costeros del país, ofrece un control potencial sobre las rutas marítimas del Mediterráneo oriental y este acceso es particularmente crítico para el comercio de los productos energéticos; ya, que el Mediterráneo, sirve como conducto para las exportaciones de petróleo y gas desde Medio Oriente a Europa y más allá”, de acuerdo con Raiyan Amir.

          De hecho, Rusia tiene dos bases militares en Siria: en la base naval de Tartús, en la costa mediterránea, y en la base aérea de Khmeimim, cerca de la ciudad portuaria de Latakia.

          Para el Kremlin, son dos bases militares muy relevantes, sobre todo la de Tartús  ya que proporciona a Rusia su único acceso directo al Mediterráneo y una base para realizar ejercicios navales, estacionar buques de guerra e incluso albergar submarinos nucleares.

          Según la agencia de noticias rusa TASS, los combatientes rebeldes sirios ya han tomado el control total de la provincia de Latakia, sitio de ambas bases militares rusas.

          Al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó a los medios de comunicación rusos que están tomando medidas para garantizar la seguridad de sus bases militares.

          No obstante,  la agencia de inteligencia militar de Ucrania (HUR) difundió diversas  imágenes de satélite en las que se observa cómo Rusia está retirando sus tropas  y equipo militar de Latakia.

          También, la agencia Reuters, indica que las imágenes de satélite  de la base rusa en  Tartús sugieren que, al menos tres buques de guerra, han abandonado el puerto y han anclado en el mar a unos trece kilómetros de la costa.

A COLACIÓN

          Siria, si bien no tiene grandes yacimientos petroleros,  es un punto de tránsito crítico  en las llamadas rutas potenciales para el transporte de petróleo y gas desde las regiones ricas en recursos del Golfo Pérsico y el Caspio a Europa. Estas rutas de tránsito han sido durante mucho tiempo objeto de competencia geopolítica, que involucra a actores regionales e internacionales.

          Por supuesto, no puede obviarse la situación geográfica  estratégica que tiene este país de 23 millones de habitantes: comparte  fronteras con Turquía al norte; con Irak al este; con Jordania al sur e Israel y con  Líbano al suroeste.

          Siria es parte del Levante, una región históricamente disputada, rica en recursos, cultura y valor estratégico. El Levante conecta el Mediterráneo con el interior de Arabia, ofreciendo rutas para el comercio y las campañas militares. El control de esta región ha sido un objetivo recurrente para los imperios a lo largo de la historia, desde los asirios hasta los otomanos. Siria es estratégicamente vital en Medio Oriente. 

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