Subsidios a la energía que no repercuten en los consumidores

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

El Plan Europeo de Recuperación Next Generation EU es un instrumento temporal de recuperación, creado a raíz de la crisis del coronavirus para paliar sus efectos económicos y sociales. Fue aprobado en mayo de 2020 con una dotación de 806 mil 900 millones de euros dentro del Marco Financiero Plurianual 2021 a 2027.

           El objetivo de los fondos es proporcionar a los estados los recursos necesarios para crear una Europa  más sostenible, ecológica y resiliente, capaz de adaptarse a los nuevos cambios que se avecinan. Una parte de estos fondos, esto es  723 mil 800 millones de euros, son para apoyar una serie de reformas e inversiones en pro de la transición ecológica y digital.

          A la fecha, España ha recibido 140 mil millones de euros es una cantidad  equivalente al 11% de su PIB a lo largo de seis años; de este monto,  72 mil millones de euros ha sido destinado a subvenciones con temas relacionados con la transición energética. Sin embargo, el consumidor de a pie no está viendo ningún beneficio.

          Al  respecto platiqué con Rafael Alcalá, experto asesor del Grupo Trébol Energía, una consultora española dedicada a analizar el mercado energético nacional e internacional. De hecho, le pregunté: ¿Por qué a pesar de estos fondos no ha repercutido en el bolsillo de los consumidores una bajada en los precios de la luz, del gas y de los carburantes?

          De acuerdo con Alcalá, estas ayudas están dirigidas al camino de la transición energética de 2024 a 2030:  “Y la transición es lenta, viene a decir que el cambio a favor de más renovables está tardando en llegar. Ahora bien, junto con el precio del gas que tiene una variable exógena y que está alrededor de unos 40 euros megavatio y del precio del C02 en España, la producción la marcan los ciclos combinados de gas y entre estas dos variables hacen que el precio no vea reflejado una gran bajada. De hecho, en junio, hemos visto que vuelve a subir el precio”.

          En España, comenta el asesor, el precio viene inflacionado por la situación geopolítica del gas y del CO2 que va subiendo este precio de CO2 europeo por la descarbonización  y es que “cuanto más  reducción de esta descarbonización más sube el precio” porque las empresas necesitan todavía seguir emitiendo C02.

          “Sí que vemos que la curva a futuro de, 2026 a 2030, reflejará cierta bajada y esperamos que el consumidor tenga algún alivio en su factura. Nosotros en Trébol Energía entendemos que hay un costo en esta transición y llegará un momento,   cuanto más nos acerquemos a las emisiones cero, que quizá los precios descenderán pero de momento esta transición los va a tensionar”, afirmó Alcalá.

          Por lo pronto, el asesor energético  señala que tarda tiempo en que la transición energética empiece a generar algún beneficio en el bolsillo de los consumidores.  “De momento es lo que tenemos la transición en parte la tendremos que pagar los usuarios hasta llegar a esta reducción de CO2”.

A COLACIÓN

          La Agencia Internacional de Energías Renovables describe la transición energética como un camino hacia la transformación del sector energético mundial que reconvierte un modelo basado en combustibles fósiles a una economía con cero emisiones.

          Con el fin de acelerar la transición y alcanzar un nivel de descarbonización suficiente para limitar el calentamiento global, se deben adoptar iniciativas de transición energética sostenible a escala planetaria. Este organismo estima que, si se aplican correctamente, estos esfuerzos podrían alcanzarse potencialmente el 90% de las reducciones de carbono requeridas.

          Las fuentes de energía limpia incluyen fuentes renovables que provienen de un suministro limpio e inagotable y fuentes neutras en carbono que pueden o no ser renovables, pero producen cero emisiones de carbono.

          Sin embargo, en Europa, la transición hacia fuentes de energía neutras en carbono se está acelerando. En 2020, el 66% de la electricidad utilizada en todo el continente provino de fuentes limpias y renovables, como la eólica, la solar, la hidroeléctrica y la nuclear. Para 2030, estas fuentes podrían cubrir hasta el 80% de la mezcla y la energía hidroeléctrica de bombeo representa el 94% de la capacidad de almacenamiento de electricidad de Europa.

          El sol, el agua  y el viento pueden ser los nuevos aliados para esa

transición energética. Mientras se discute la necesidad o no de incrementar las centrales  nucleares.

          Pero los proyectos de energía renovable tienen beneficios que van más allá de la descarbonización. El informe Power Plant de Eurelectric muestra cómo los proyectos integrados de energía renovable, como las aplicaciones en la agricultura a través de la agricultura fotovoltaica, pueden proteger la biodiversidad e incluso restaurar los ecosistemas degradados.

          En Europa, los fondos Next Generation concebidos por la UE para dar ayudas y financiamiento a sus veintisiete países miembros, el 70% van destinados a la transición energética y la digitalización.

          La UE está comprometida con la meta de ser climáticamente neutral para el año 2050, lo que significa lograr una economía con emisiones netas de gases de efecto invernadero igual a cero. Este objetivo es fundamental para el Pacto Verde Europeo y está respaldado por la Ley Europea del Clima. Lo esperado por todos los consumidores energéticos es que, en algún momento quizá cuando se haya transitado totalmente hacia una era bioenergética-sostenible, aquello de las oscilaciones en los precios de los energéticos sean cosa del pasado. 

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