Por: Gilberto Sauza
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la informalidad se puede entender como la relación laboral que no está sujeta a la legislación nacional, no cumple con el pago de impuestos, no tiene cobertura de protección social, y carece de prestaciones relacionadas con el empleo.
Asimismo, de acuerdo a la OIT y colocando su mirada únicamente sobre las naciones de Latinoamérica, la informalidad es una problemática persistente y que se puede considerar como un obstáculo importante en el camino hacia el progreso social y económico de los países de la región.
Como señalan diversos organismos, autoridades y especialistas en la materia, en la mayor parte de los casos. la informalidad es sinónimo de bajos ingresos, inestabilidad laboral, desprotección, desaliento y violación de derechos; lo que se puede traducir en un desaprovechamiento del bono demográfico con el que cuenta la región de Latinoamérica en dónde existe una importante vocación de emprendimiento, iniciativa, ingenio, sacrificio y esfuerzo.
Ante estos retos todas y todos los integrantes de la sociedadmexicana, debemos asumir el compromiso de cambiar el paradigma que justifica la informalidad como la única alternativa de ingreso para las personas; es indispensable trabajar en el diseño e implementación de una gran economía donde la informalidad se incorpore de forma paulatina a la formalidad. Este mecanismo deberá generarse de manera conjunta entre las autoridades y el sector económico.
Reducir la informalidad se traducirá en la mejora de las condiciones de trabajo y de la vida de millones de personas; tenemos la certeza de que al disminuir la informalidad mejora de manera importante la productividad, el bienestar social y se trabaja en la reducción de la brecha de género.
La Organización Internacional del Trabajo ha ubicado que, dentro de Latinoamérica, el empleo informal es más común entre los grupos más vulnerables de nuestras sociedades como los jóvenes, las mujeres, los migrantes y los menos favorecidos. De acuerdo al nivel de ingresos de las personas, hasta un 72 por ciento de las personas con menos ingresos se encuentran en la informalidad, cifra que se reduce hasta 31 por ciento entre las personas con más ingresos; mientras que al tomar como referencia el grupo de edad, 6 de cada 10 jóvenes con empleo se encuentran dentro de la informalidad.
En materia de género, se destacan las cifras que colocan a las mujeres como quienes resultan más perjudicadas por la informalidad, ya que, mientras el ingreso promedio de las mujeres que trabajan formalmente es de 6,749 pesos mensuales, para las mujeres en condición de informalidad este ingreso promedio se reduce hasta 3,509 pesos al mes, lo que se traduce en una reducción de 50 por ciento.
Tomando como base cifras dadas a conocer por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), basados en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, pese a que en el caso de los hombres también hay una penalización, ésta es menor que la de las mujeres; ya que el ingreso promedio de los hombres cae tan sólo un 36 por ciento cuando estos se encuentran dentro de la informalidad.
Hoy, tenemos el reto de generar conocimiento sobre las dimensiones, las problemáticas y los riesgos que fomenta la informalidad en contraste con el sector formal, a partir de esta acción, se podrán tomar decisiones adecuadas para todas y todos.