Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
El mercado de divisas es sensible a las maniobras internas de cada país en materia de política monetaria; cambios en la relación del mercado externo de bienes, servicios y mercancías y respecto de la salud de sus respectivas balanzas de pago.
También impactan otros factores que pueden ser más subjetivos: el escenario de volatilidad, las expectativas de inversionistas y de importadores y exportadores y gestores de fondos de inversión respecto al futuro inmediato ya sea porque habrá elecciones, un cambio de régimen político; por el impacto de una catástrofe; por la solicitud de endeudamiento externo. Cualquier factor que tienda a ensombrecer el panorama.
Luego están las maniobras de las variables exógenas: cambios en las tasas de interés internacionales de referencia, caídas en los mercados financieros o bursátiles; contracción económica; vicisitudes económicas, financieras, bursátiles o cambiarias en los países socios comerciales o económicos. Desde luego, un escenario de incertidumbre y cambios en la oferta y demanda en los mercados internacionales de materias primas; entre otros más.
Se pueden conjugar una serie de factores que combinados entre sí pueden influir para que una moneda se aprecie o deprecie más o menos respecto del dólar o cualquier otra divisa.
En el caso particular del dólar, durante el gobierno del republicano Donald Trump, había un súper dólar; el billete verde estaba bastante fuerte y esto no solo afectó en México, también en Turquía y otros países fundamentalmente emergentes.
En 2017, la moneda mexicana cotizaba en 19.66 pesos por dólar ya la victoria de Trump anunciaba un cambio en la política monetaria, de inversiones y de estímulos fiscales. El día que se dio a conocer su triunfo en la Presidencia, el peso se depreció a 17.35 pesos por dólar e inició una carrera de depreciaciones por momentos encima de los 21 pesos por dólar.
Trump basó parte de su gobierno en la expansión del gasto público y un dólar fuerte que afectó además a la lira turca que llegó a tener su nivel más bajo en una década; igualmente impactó al euro que fue perdiendo preeminencia y lo mismo sucedió con el yen.
No ha durado mucho ese súper dólar que ha comenzado a desinflarse con una corrección auspiciada por una combinación de factores: un viraje en la política monetaria en el gobierno del demócrata Joe Biden; el impacto de los años que ha durado la declaración de pandemia y las dificultades mundiales en las cadenas de suministros, los constantes roces entre Estados Unidos y China con sanciones y aranceles que han perdurado desde que fueron impuestos en la administración encabezada por Trump; más la invasión de Rusia a Ucrania; las sanciones de Occidente y las maniobras de política monetaria que han llevado a las tasas de interés a un nivel que no se veían en las últimas dos décadas y el temor de una estanflación y una crisis económica larga.
En la última semana de junio de 2023, el peso siguió apreciándose respecto de la divisa estadounidense ubicándose en 17.50 pesos por dólar y esa corrección a la baja del dólar también es visible en otras monedas de países emergentes; ayer, 4 de abril, la moneda mexicana se compraba a 16.10 pesos por dólar y se vendía a 17.03 pesos por dólar. Y, respecto, a la moneda de la UE, 1 euro vale 1 dólar con ocho centavos.
A COLACIÓN
Desde 2022, la agencia de noticias Reuters informó que el gobierno central chino pidió a los bancos estatales que se prepararan para vender dólares y comprar yuanes en un esfuerzo por apuntalar la moneda local.
La medida podría frenar la caída del yuan, ya que sigue en camino su mayor pérdida anual frente al dólar desde 1994. Las reservas de divisas de los bancos estatales y sus sucursales en el extranjero incluidas las ubicadas en Hong Kong, Nueva York y Londres, recibieron la orden de revisar las tenencias de yuanes en el extranjero y verificar que las reservas en dólares sean rebajadas.
“El yuan cayó un 0.9% a 7.1340 frente al dólar y está en camino a su peor caída anual desde 1994, después de haber perdido más del 11% en lo que va del año. A principios de esta semana, el yuan offshore de China se depreció a un mínimo histórico frente al dólar y su unidad doméstica cayó a su nivel más débil desde la crisis financiera de 2008”, de acuerdo con Reuters.
Si al dólar le está golpeando una crisis de confianza hacia el rumbo inmediato de la economía norteamericana, al yuan le afecta el estricto control que el Estado chino sigue ejerciendo en ciertas áreas de la economía. Además, Beijing no tiene un Wall Street.
En la opinión del analista español Vicente Nieves, en la escena internacional y teniendo en cuenta el conjunto global de transacciones comerciales y financieras, el dólar sigue siendo el rey.
“Sin embargo, cada vez son más evidentes los signos, las pistas y las tendencias nacientes que amenazan esta hegemonía y que ponen en duda el reinado del dólar en el futuro. Es más, el yuan chino o renminbi ha superado al dólar por primera vez en los pagos transfronterizos de China”, de acuerdo con Nieves.
Y es que, en marzo del año pasado, el yuan fue la moneda más utilizada para transacciones financieras transfronterizas en China por encima del billete verde; todo un hito para el status quo del sistema financiero internacional.
“El propio Fondo Monetario Internacional publicó un informe en el que inquiere en el rápido cambio que están sufriendo los pagos transfronterizos. No es cuestión de alarmar, puesto que el dólar sigue dominando, pero la incipiente irrupción de divisas como el yuan pueden ser el principio de algo importante a medio y largo plazo”, indica el experto. Ojo no hay que perderlo de vista…