El pasado 29 de septiembre, los habitantes de las comunidades de San Andrés Cuexcontitlán, San Pablo Autopan y San Cristóbal Huichochitlán se congregaron en los panteones del norte de Toluca para rendir homenaje a San Miguel Arcángel. Esta tradición marca el comienzo de las festividades que culminarán en el Día de Muertos, una de las celebraciones más arraigadas en la región otomí.
Con la emblemática flor de cempasúchil, conocida como la flor de los 20 pétalos, los pobladores adornaron las tumbas de aquellos que murieron en su infancia o quienes perdieron la vida de manera trágica. Según las creencias locales, estas flores guían el regreso de las almas de los difuntos, iluminando su camino con sus colores vibrantes.
En esta región otomí, el cempasúchil simboliza el regreso a las tradiciones y al profundo amor por los que se han adelantado en el viaje de la vida. Las sendas anaranjadas, lilas y blancas, que se extienden en los camposantos desde finales de septiembre, reflejan no solo la devoción a San Miguel Arcángel, sino también la esperanza de reencontrarse con los seres queridos que ya partieron.