Efecto llamada sobre el aborto

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

Con la Ley Veil de 1975, en Francia  se practicaba un aborto inducido   o bien una interrupción voluntaria del embarazo legal, a petición de la mujer en las primeras catorce semanas del embarazo.

          Después del primer trimestre, dos médicos debían certificar que el aborto pudiera practicarse para prevenir lesiones permanentes graves para la salud física o mental de la mujer.

          A partir de 1982,  los abortos se vienen realizando en el sistema de seguridad social  primero respetando las doce semanas y luego, terminó extendiéndose hasta las catorce semanas.

          Después de estas semanas, dos médicos deben certificar que ya sea por la salud de la mujer o por una grave enfermedad del feto, es recomendable suspender el embarazo.  Desde 1994, la ley francesa exige que los centros de diagnóstico multidisciplinario certifiquen que los defectos de nacimiento son lo suficientemente graves como para hacer el aborto después de las catorce semanas.

          Ahora bien, el derecho al aborto cuenta con un amplio apoyo entre la opinión pública francesa:  una encuesta reciente mostró un apoyo de más del 80%, en consonancia con encuestas anteriores; la misma encuesta también mostró que una sólida mayoría de personas está a favor de consagrarlo en la Constitución.

          Francia es dentro de la UE el país con mayores tasas de aborto. Con su defensa desde  la Constitución se prevé que incrementen nuevamente las tasas y que incluso haya un efecto llamada para convertir al país galo en el  principal centro abortista de Europa.

          Sarah Durocher, líder del movimiento de planificación familiar francés, cree que está clara victoria para las feministas es una derrota para  todas las activistas antiabortistas que tendrá consecuencias irrefutables en la sociedad.

          De acuerdo con la Dirección de Estadísticas DREES, en 2021 hubo 222 mil abortos voluntarios, sobre todo en jóvenes de 20 a 29 años,  faltan las cifras más actuales después de que en 2022, el Parlamento aprobó la ampliación desde las doce semanas hasta las catorce semanas.

          Esta modificación  fue realizada para evitar que, cada año, entre 3 mil a 5 mil mujeres en Francia viajasen al extranjero para abortar tras haber superado el plazo legal. El aborto sin restricciones es legal hasta las catorce semanas de gestación en países como España y Austria;  hasta las dieciocho semanas en Suecia; las veintidós  en Holanda e incluso las veinticuatro en Reino Unido.

A COLACIÓN

           Desde Ginebra, la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte que cada año se producen alrededor de 73 millones de abortos inducidos en todo el mundo:  seis de cada diez (61%) de todos los embarazos no deseados y  tres de cada diez (29%) de todos los embarazos, terminan en aborto inducido.

           “Alrededor del 45% de todos los abortos son inseguros, de los que el 97% tienen lugar en países en desarrollo. El aborto inseguro es una de las principales causas de muerte y morbilidad materna, pero prevenible. Puede dar lugar a complicaciones de salud física y mental y a cargas sociales y financieras para las mujeres, las comunidades y los sistemas de salud”, de acuerdo con el organismo.

           Los países soportan la carga del 97% de todos los abortos inseguros. Más de la mitad de todos los abortos inseguros ocurren en Asia, la mayoría de ellos en el sur y el centro de Asia. En América Latina y África, la mayoría (aproximadamente tres de cada cuatro) de todos los abortos son inseguros. En África, casi la mitad de todos los abortos se producen en las circunstancias menos seguras.

           Cada año, entre el 4.7% y el 13.2% de las muertes maternas pueden atribuirse al aborto inseguro; en las regiones desarrolladas, se estima que mueren treinta mujeres por cada cien mil  abortos practicados en condiciones de riesgo y en las regiones en vías de  desarrollo, esa cifra se eleva a 220 muertes por cada cien mil habitantes al año.

          Tras los pasos de Francia van surgiendo presiones  de incluir el derecho al aborto en la Constitución en países como España que tiene la intención de ubicarse dentro del bloque de los países más progresistas.

          Diversos grupos feministas ya dejaron caer que es momento de que sea discutido en el Congreso de los Diputados, aprovechando que las fuerzas de izquierda y de ultraizquierda  suman mayoría, respecto del bloque de centroderecha  del Partido Popular y de la ultraderecha de VOX.

          Macron cree que, tras el ejemplo de Francia, habrá muchos países que secundarán este tipo de reformas no solo en Europa sino también en América Latina.

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