La inmigraciĆ³n como arma de guerra

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

El periĆ³dico britĆ”nico The Guardian aborda a la inmigraciĆ³n ilegal como un gran negocio y tambiĆ©n como una potencial arma de guerra para desestabilizar, en este caso, a Europa.

          En un anĆ”lisis, el prestigioso periĆ³dico aborda el impacto que ha tenido en Europa las diversas corrientes migratorias en momentos en que los paĆ­ses de Ɓfrica y de Oriente Medio han experimentado diversos conflictos.

          ā€œEn el caso de Libia, cuando gobernaba  Gadafi Ć©l  no renunciĆ³ a sus amenazas e insistĆ­a en que Europa serĆ­a invadida por migrantes; de hecho,  sus tropas trataron de cumplir su amenaza, obligando a los trabajadores africanos a abordar embarcaciones no aptas para navegar a punta de pistolaā€, de acuerdo con el diario.

          En dicho artĆ­culo se menciona que diversos seƱores de la guerra han mantenido esta tradiciĆ³n combatiendo y facilitando simultĆ”neamente la migraciĆ³n, recibiendo generosas recompensas mientras amenazaban a Europa con nuevas invasiones.

          Ya van varios quinquenios que van hilĆ”ndose, unos tras de otros, en  que la UE estĆ” atrapada en una polĆ­tica de chantaje no solo por parte del gobierno turco, sino de otros paĆ­ses, en este caso africanos que piden mĆ”s recursos para contener las oleadas migratorias que terminan siendo utilizadas como ā€œarmas de migraciĆ³n masivaā€ cuyo objetivo esencial es romper  la unidad europea, erosionar los sistemas sanitarios europeos y confrontar a la poblaciĆ³n entre sĆ­.  Y estos flujos no estĆ”n exentos de las presiones geopolĆ­ticas, ni geoeconĆ³micas, porque detrĆ”s habrĆ­an intereses de Rusia o de IrĆ”n por socavar la capacidad  de entendimiento y de unidad de los europeos de la UE.

          La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, habla de la necesidad de contar con los mecanismos para agilizar que las personas ilegales que incluso se niegan a cooperar con las respectivas autoridades, al negarles informaciĆ³n esencial, y que no cumplan con los requisitos de asilo, puedan ser expulsadas mĆ”s rĆ”pidamente.

          El aƱo pasado, a las costas italianas, que son la principal puerta de entrada a Europa llegaron casi 200 mil inmigrantes. Solo en tres dĆ­as, durante los meses de septiembre, Italia recibiĆ³ 10 mil personas desde ultramar.

          Meloni seƱala una crisis migratoria que amenaza con colapsar los servicios sanitarios y asistenciales: los centros de acogida tienen capacidad  promedio para alojar a 400 personas, por ende, las autoridades italianas han debido recurrir a  utilizar hoteles para el alojamiento temporal.

          Llegan a Lampedusa, desde TĆŗnez, una distancia de 150 kilĆ³metros por el mar, la primera ministra Meloni declarĆ³ el estado de emergencia ante la presiĆ³n migratoria y se ha mostrado interesada en frenar las salidas en los propios paĆ­ses de origen a travĆ©s de sinergias con los paĆ­ses expulsores.

          A EspaƱa, lo hicieron 56 mil 852 inmigrantes irregulares, segĆŗn datos de Frontex siendo las islas canarias  el principal punto de llegada por la vĆ­a marĆ­tima por su ubicaciĆ³n en el AtlĆ”ntico, frente a la costa noroeste de Ɓfrica. Se trata sobre todo de personas que salen de Senegal, de Marruecos, Gambia y Guinea muchos son menores no acompaƱados.

          Mientras que a Grecia arribaron 27 mil personas el aƱo pasado. Atendiendo a sus propias necesidades internas, el pasado 19 de diciembre, el Parlamento de Grecia, aprobĆ³ una enmienda presentada por el gobierno conservador para conceder sendos permisos de residencia y de trabajo a 30 mil inmigrantes irregulares aduciendo ā€œuna enorme escasez de mano de obraā€ sobre todo en el campo griego. El Parlamento votĆ³ una legislaciĆ³n que permite trabajar de forma legal en Grecia tras haber residido al menos tres aƱos en el paĆ­s (en lugar de siete) y no tener antecedentes penales.

A COLACIƓN

          Desde hace aƱos, varios paĆ­ses europeos han logrado acuerdos casi siempre econĆ³micos con TurquĆ­a, Libia, TĆŗnez, Ruanda o Albania para que detengan en sus territorios a los potenciales migrantes y persigan mĆ”s a los tratantes de personas y a las mafias.

           Este semestre entrarĆ” en vigor en la UE, el nuevo Pacto sobre MigraciĆ³n y Asilo serĆ” supervisado por HungrĆ­a, Polonia y Dinamarca en sus respectivas presidencias de la UE; nada menos que tres paĆ­ses que se han resistido  a la solidaridad y al reparto de cupos.

          ĀæSe hace mĆ”s difĆ­cil el derecho de asilo dentro de la UE? Digamos que mĆ”s bien facilita su regulaciĆ³n y lo hace mĆ”s eficiente para que, verdaderamente llegue a las personas que realmente lo necesitan.

          El texto del pacto sigue consagrando el derecho de asilo y permite que los solicitantes sean tratados de acuerdo con lo que sigue siendo uno de los mĆ”s altos estĆ”ndares de protecciĆ³n en todo el mundo.

          El bloque en su conjunto quiere frenar las llegadas masivas de inmigrantes ilegales en este punto todos estĆ”n de acuerdo. Ya hay quienes avizoran que si el nuevo Pacto no las frena podrĆ­a la impaciencia de varios paĆ­ses europeos minar la capacidad del nuevo acuerdo bajo la tentaciĆ³n de la autorregulaciĆ³n y de normas mĆ”s estrictas.

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