El peligro de las enfermedades mentales

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) tan solo en el primer año de la pandemia, la ansiedad y la depresión a nivel global, aumentaron 25 por ciento. Los más vulnerables han sido los jóvenes y las mujeres.

          El organismo de la salud no ha dado seguimiento a la situación de la salud mental en la era postcovid en que el estrés, causado por el aislamiento social derivado de la pandemia, provocó diversos trastornos sociales, familiares y personales.

          Si antes de la pandemia era un estigma hablar de las enfermedades mentales, después de declarado el fin de la emergencia sanitaria (el  5 de mayo de  2023)  cada vez  se visibiliza más hablar de la afectación que provocan.

          El pasado 10 de octubre fue el Día Mundial de la Salud Mental y sirvió para recordar que el gran pendiente de la salud pública y privada está relacionado con atender a todas las personas víctimas de algún trastorno emocional.

          Cualquiera podría padecerlo. Recientemente en España, una encuesta entre menores de 18 años, reveló que cuatro de cada diez jóvenes siente que ha padecido alguna enfermedad mental.  

          Visibilizar que la salud mental no es un tabú y que el estrés, las adicciones o las tendencias suicidas podrían estar dentro de la propia familia, se ha  convertido desde hace varias  décadas en un estandarte para Mariel Hemingway.

          A ella que ha sido una temprana actriz de Hollywood y  que ha actuado incluso con Woody Allen, no le son ajenas las peores manifestaciones de las enfermedades mentales: siete miembros de su familia se han suicidado por diversas circunstancias, incluso algunos vivieron atrapados en el infierno del alcohol y las drogas.

          Su hermana Margaux Hemingway, modelo y también actriz con la que llegó a actuar,  se suicidó a los 42 años de edad; y, a su abuelo, el destacado escritor, Ernest Hemingway, no pudo conocerlo porque él se suicidó el 1 de julio de 1961,  cuatro meses antes del nacimiento de Mariel.

          Hace unos días, Hemingway vino a Madrid para dar una conferencia en CIS University, que dirige María Díaz de la Cebosa, ella acudió invitada para inaugurar el ciclo escolar enviándole un mensaje muy claro a los  estudiantes y a los asistentes que prestaron atención a su intervención: “No tengan miedo de hablar de sus problemas y de lo que les pasa”.

          Yo tuve la oportunidad de entrevistar a Mariel Hemingway, me dijo que ella  recomienda buscar ayuda cuando sea necesario y librarse de las amenazas tóxicas, así como encontrar el balance en las cosas más simples de la vida. “A veces es simple, como comer bien, disfrutar la naturaleza y hacer ejercicio, todo eso tiene beneficios en nuestra propia salud mental”.

          Tocada por su propio entorno familiar, del que siempre quiso escapar, ha escrito tres libros sobre desarrollo  personal,  además es una conferenciante estelar en varias universidad por diversas partes del mundo; y tiene un documental Running from Crazy, editado en 2013, que habla de su experiencia de vida.

           La mayor revelación de la película es que Mariel cree que su padre, Jack Hemingway, abusó sexualmente de sus hermanas Margaux y Joan; y ella desde niña lo intuía  y por eso buscó una mayor protección de su madre.

          De su abuelo, el escritor Ernest Hemingway, comentó que ella creía que él tenía un sufrimiento interno. Que tenía muchos traumas de su niñez y había un dolor en él derivado de las guerras.

Precisamente, huyendo de esos  fantasmas  de caer en el suicidio, la ansiedad, la depresión y los pensamientos autodestructivos,  surgió la Fundación Mariel Hemingway con  la finalidad de ayudar a las personas que  están atrapadas en alguna enfermedad mental.  

          Su fundación  ayuda a las personas a navegar por el tratamiento de  la salud mental proporcionando una plantilla para encontrar soluciones reales y concretas que se puedan adaptar para satisfacer las necesidades únicas de las comunidades individuales. “Yo les digo no estoy para juzgarlos, sino para ayudarlos”.          En su opinión hay que analizar muchos factores: “Necesitamos identificar los determinantes sociales de la salud, es decir, las condiciones en los entornos donde las personas nacen, viven, aprenden, trabajan, juegan, rinden culto y envejecen;  eso  afecta a toda  una amplia gama de resultados y riesgos en la salud, así como en la calidad de vida. Todo eso combinado influye en el desarrollo y la persistencia del sufrimiento psicológico”.

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