Entre música, baile, dulces, y un sinfín de disfraces de catrinas y calaveras, la energía de la juventud de Villa Victoria, Estado de México, dio vida a una de las festividades más simbólicas del Estado de México
Carros alegóricos, rebosantes de adornos y flores de papel, iluminaron el camino, mientras que la mariposa monarca, símbolo del regreso de quienes partieron fue el emblema central de esta procesión.
Chicos y grandes fueron testigos de una tradición que las nuevas generaciones preservan con orgullo y pasión.
Con cada paso, con cada nota de música y cada detalle artesanal, el mensaje era claro: la muerte no es olvido, sino recuerdo. Una memoria viva que Villa Victoria abraza y transmite a través de sus jóvenes.