Por la Espiral
Claudia Luna Palencia
El FMI no contempla grandes cambios, ni virajes sorpresivos, para el desempeño económico de las economías europeas que llevan desde la crisis de las subprime en 2008 primero en medio de una recesión y después saliendo de ésta pero con crecimientos marginales que siguen destruyendo el estado de bienestar europeo.
En 2024, este organismo internacional, sitúa a Alemania como la economía con peor desempeño con un crecimiento de 0%y de 0.8% para el próximo año.
¿Qué le pasa a Alemania? La crisis de Volkswagen es el epítome de la crisis en la que está embrollada la economía alemana: recientemente el fabricante automotriz dio a conocer, a través de su jefa de Comité de Empresa, Daniela Cavallo, que planea cerrar al menos tres plantas en Alemania.
Cavallo advirtió a los 120 mil trabajadores del fabricante automotriz que vienen tiempos duros con recortes de puestos de trabajo, reducciones salariales y cierres de plantas para “sobrevivir” ante la competencia exterior.
En Alemania ven el futuro inmediato con desasosiego, la locomotora económica de la Unión Europea (UE) está a punto de descarrilar y no se le ve intenciones de corregir el rumbo.
Tampoco Francia tiene un mejor panorama: el FMI prevé un PIB este año de 1.1% y para 2025, de 1.1% hay un impacto de la situación política interna en la economía; la pérdida de competitividad, las constantes pugnas con los sindicatos y un programa de pensiones que sigue presionando las finanzas públicas son los tres quebraderos de cabeza del actual presidente Emmanuel Macron, acechado su gobierno, por la ultraderecha y la ultraizquierda.
Por su parte, Italia con la primera ministra Giorgia Meloni, el crecimiento esperado este año es de 0.7% y en 2025 de 0.8%; la inflación y el desempleo sobre todo juvenil siguen afectando al país de la bota.
De la zona euro, España es la economía ligeramente más estable con un PIB que en 2024 se espera que se sitúe en 2.9% y para el próximo año bajaría a 2.1%; la precariedad laboral y salarial así como los índices de desempleo son los grandes pendientes de una nación que sigue reduciendo la inflación; sin embargo, la gente en los bolsillos, padece una importante pérdida en su poder adquisitivo mientras se le exprime cada vez más fiscalmente.
De acuerdo con el Banco Mundial parece que la batalla contra la inflación está dando sus resultados, aunque las presiones sobre de los precios persisten en algunos países, hay un grueso de éstos que empiezan a notar su reducción.
“Tras alcanzar un máximo del 9.4% interanual en el tercer trimestre de 2022, ahora proyectamos que la inflación general será de 3.5% a finales del próximo año, ligeramente por debajo de la media de las dos décadas anteriores a la pandemia. En la mayoría de los países, la inflación se sitúa ahora cerca de los objetivos de los bancos centrales, lo que allana el camino para la flexibilización monetaria en los principales bancos centrales”, según el BM.
Esto será posible, salvo que no ocurra un bloqueo en las principales vías marítimas de circulación de mercancías a causa de la guerra en Medio Oriente e impacte el precio final de los bienes y mercancías que transitan por la zona afectada.
¿Cómo se ve el escenario inmediato para los energéticos? El organismo internacional señala que hay un exceso de petróleo: “Tan grande que probablemente limitará los efectos de los precios incluso si se intensificase el conflicto en Medio Oriente”.
A COLACIÓN
Si bien se ha avanzado por el buen camino en materia de política monetaria para subir las tasas y contener la demanda a fin de desinflar la inflación, el organismo recuerda que los precios generales de las materias primas seguirán siendo un 30% más altos que en los cinco años anteriores a la pandemia.
El Banco Mundial anticipa que, en 2025, el suministro mundial de petróleo superará a la demanda en un promedio de 1.2 millones de barriles diarios; un exceso que solo se ha superado dos veces antes: durante los cierres relacionados con la pandemia en 2020 y el colapso de los precios del petróleo en 1998.
El nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en China que a medida que ralentiza su crecimiento, baja su demanda de petróleo. El gigante asiático vive una desaceleración de su producción industrial y un aumento de las ventas de vehículos y camiones eléctricos propulsados por gas natural licuado.
Además, se espera que varios países que no forman parte de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo incrementarán su producción de crudo. El Banco Mundial señala que la OPEP tiene una capacidad ociosa, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble que en vísperas de la pandemia en 2019.
Ahora bien, ¿qué se espera al respecto de los precios de los alimentos? Este organismo internacional, anticipa una bajada de los mismos: “De 2024 a 2026, se prevé que los precios mundiales de las materias primas se desplomen casi un 10% y los precios mundiales de los alimentos que bajarán un 9% este año, lo harán un 4% adicional en 2025”.
En sus proyecciones, los precios de la energía bajarán 6% en 2025 y luego un 2% adicional en 2026. Estas previsiones no contemplan un recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente, Irán viene amenazando con bloquear las principales vías marítimas de navegación para las navieras de carga.